Los minerales son sustancias cristalinas de origen natural e inorgánico con composición química específica pero necesariamente fija. Éstos son el fundamento principal de las rocas y los estudios de ambos, llamados por separado mineralogía y estratigrafía, son la base del entendimiento de las Ciencias de la Tierra.
Un mineral tiene un origen natural y forma sólida con una estructura cristalina, que quiere decir que sus átomos están ordenados en un patrón geométrico que es único para cada mineral. Al ser inorgánicos, no cuentan con compuestos como aminoácidos, péptidos o enzimas, pero sin embargo, muchos procesos orgánicos resultan en la formación de minerales, como se puede apreciar en la existencia de los corales, los huesos y dientes de los animales, y su composición química permite asignarles una fórmula química única, pero con variaciones que pueden darse debido a impurezas.
Esto es de gran interés para los geólogos, ya que existen más de 4,900 minerales conocidos hoy en día, de los cuales 4,660 son reconocidos a nivel internacional. No obstante, es asombroso pensar que tan sólo una docena de esos minerales, conocidos como silicatos, forman más del 98% de la corteza terrestre.
Sin minerales no existiría la vida moderna como la conocemos. El aluminio, por ejemplo, es el mineral metálico más abundante en la superficie, y se usa para el transporte, empaque y maquinaria. Otros de los minerales más conocidos son el oro, hierro, cobre, halita, silicio, cuarzo, zinc y tungsteno, entre otros, y su uso varía desde la joyería y la conductividad eléctrica hasta la construcción y materiales industriales.
La nutrición de los minerales
Existen 16 minerales que son esenciales para la dieta humana en proporciones pequeñísimas, pero vitales para el correcto funcionamiento del organismo: calcio, fósforo, potasio, sodio, magnesio, sulfuro, cloruro, zinc, yodo, selenio, cobre, flúor, cromo, molibdeno y manganeso.